jueves, 23 de abril de 2015

Mi querido ángel sin alas.



Perdí las alas de mi ángel cuando apenas era una niña. Desde aquel momento pensé que nunca más lo podría recuperar y que tendría que esforzarme a caminar descalza por el resto de mi vida. Por que mi ángel se fue, ya no lo tengo. Le dolió mucho lo que le hice y se fue con aquellas alas rotas que luego se le cayeron en pedazos cuando miró en que me había convertido. Cuando se dio cuenta que había dejado de ser esa persona que era antes y se fue; sin ni siquiera mirar atrás. Pasaron pocos años hasta que llegó otro ángel, lástima que no era mío. Otro ángel con las mismas alas caídas que él mío quería componer. ¿Pero como podría componer mi ángel a otro con las alas caídas igual que él?  "—Trato de recuperarlas—" dijo un día. Y en ese momento quise decirle que yo estaba dispuesta a hacerlo. Que quería que fuese mi ángel el que le hiciera sentir que tenía motivos. Motivos para sacar aquellas alas grandes y fuertes y bolar. Bolar a un lugar en donde solo existiesen ellos dos. Decirle que todo lo que deseaba era que sintiera lo mismo. Y entonces me di cuenta de algo. Que su ángel no era más que él y solo él; y que mí ángel no era más que yo misma. Que era yo la que quería hacerle cambiar de opinión sobre aquella chica que le gusta. Que era yo la que quería darle fuerzas para sacar esas alas hermosas que habían cortado.

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